sábado, 3 de diciembre de 2011

Israel, te llevo en mi corazón




Miguel Boó *

La educación lo es todo. Hace unos meses un catedrático de Arte y una licenciada en Historia –ambos docentes- me dejaron perplejo. El primero sostenía en sus clases la existencia de Palestina como algo vagamente contemporáneo de los imperios asirio y persa. La segunda, una mujer profundamente católica, discurseaba en una tertulia de café –sospecho que en sus clases no privará a sus alumnos de su equivocado magisterio- convencida de que Jesucristo, la virgen María y los apóstoles eran palestinos y, por tanto, ancestros de los actuales herederos del egipcio Yasser Arafat. Naturalmente, no sirvió de nada decirle al primero que por favor me pusiera al corriente de cuales habían sido los emperadores, reyes o dirigentes de esa Palestina que él había descubierto y cuyo conocimiento se nos había vedado al resto de los mortales. Le interrogué, sin éxito, sobre cuáles fueron sus profetas, sus dioses –puesto que religiones monoteístas sólo existía la judía-, sus ciudades. Le pedí que me dijera en que época o épocas de la historia existió como pueblo o como cultura. Le inquirí acerca de qué capital o capitales había tenido su imaginaria Palestina, qué idioma hablaban sus habitantes, qué guerras y conquistas había protagonizado y, finalmente, qué contribuciones al arte antiguo había que reconocerles. Tampoco hizo efecto en la segunda profesora mi observación de que Jesús, su madre y sus discípulos no eran palestinos ni cristianos, sino judíos mondos y lirondos, que toda su vida hablaron hebreo y arameo, que fueron a la sinagoga, y que observaron todos los ritos y festividades de la religión de Moisés. No importó siquiera sacar a colación que los palestinos actuales se reputan de musulmanes y que el Islam apareciera –no con Ismael, como ella pretendía- siglos después del cristianismo y, por tanto, miles de años después del judaísmo. De igual modo, no le convenció que en La Biblia –el libro sagrado de su propia religión- no aparezca citada Palestina ni una sola vez, puesto que prefería fiarse de unos mapas “de la época” que aparecen en las versiones católicas, sin admitir que la época que refiere esa cartografía es posterior a Jesucristo en casi 80 años.

Y entonces me ratifiqué, una vez más, en que no es que nos hayan estado engañando en los últimos 60 años acerca de las causas y consecuencias del nacimiento del Estado de Israel, es que se han puesto a la tarea de reescribir la historia de, y desde, hace siglos. Y si para ello, los promotores de este fraude histórico, cuentan con tontos útiles como los que acabo de describir, entonces es que la educación de la juventud está irremediablemente contaminada y poco se puede hacer para aplicar un antídoto que contrarreste los efectos de esta plaga. Por eso digo que la educación lo es todo. Y por eso quienes quieren que sus ideas se impongan en la sociedad de forma nada traumática, utilizan la educación, se cuelan en las aulas, copan las asignaturas que luego forjarán el pensamiento de la gente y, más aún, preparan y adiestran a los formadores y a los formadores de los formadores. Por eso es tan difícil encontrar a quien, además de explicar las cosas desde la ideología del pensamiento único que nos invade, sea capaz de exponer de modo imparcial las premisas opuestas. Y por eso, los alumnos, carentes del espíritu crítico que no les han querido transmitir sus preceptores, acaban aborregándose.

Suelo decir a mis contertulios que si yo hubiera leído, escuchado y visto los mismos mensajes que ellos han recibido por medios escritos y audiovisuales, seguramente tendría el mismo criterio que ellos –o uno muy aproximado- sobre, por ejemplo, el conflicto de Oriente Próximo. De igual manera que si hubiese nacido en Camboya no experimentaría arcadas –como sin duda me ocurriría si lo intentara- para ingerir gusanos cucarachas o ratas. Y, viceversa. Si ellos –les digo- hubieran leído periódicos de 1948 comprobarían que entonces nadie sabía quienes eran los palestinos, salvo si con ello había que referirse a los antiguos propietarios del Bank of Palestine, el The Palestiniam Post, la Compañía de Frutas de Palestina o la Universidad de Palestina, entidades todas ellas creadas y regentadas por judíos que habitaban en la Tierra de Israel, renombrada como Palestina por los romanos en el siglo I d. C. Si ellos se hubieran molestado en contrastar la información unidireccional que recibieron de la guerra en Gaza, de la insultantemente llamada flotilla de la libertad o de cómo se crearon falsos mártires tal que el icono Al Durrah aquél padre acurrucado junto a su hijo tras un parapeto –en medio de un fuego cruzado, en el que balas palestinas y no judías, acabaron presuntamente con la vida del niño-, habrían llegado a conclusiones bien distintas, como son las mías. En fin, si se hubieran molestado tan solo un poco, sabrían que no es cierto que hubo una vez unos malvados judíos que llegaron a un estado llamado Palestina y les robaron las tierras a sus habitantes.

Por eso debo decir que para mi Israel es una realidad que permanece levitando en un espacio y en una dimensión a la que no se tiene acceso si no pones algo de tu parte, y si te crees todo lo que te dicen. Porque Israel es el país que mayores odio despierta entre mis vecinos. Y siento que debo hacer algo para convencerles de que lo suyo es un sentimiento irracional. Debo intervenir porque me siento deudor moral de un país épico –de Masada no nos olvidaremos-, nacido de un pueblo que tantos y tan buenos regalos ha hecho a la humanidad. Los judíos nos trajeron la libertad porque vencieron a la esclavitud; nos trajeron el futuro frente a unas sociedades inmersas en un círculo vicioso que excluía el progreso; nos regalaron el valor de la vida y nos legaron la ética.

Por supuesto que los israelíes y los judíos tienen muchos defectos y, por descontado, que no han sabido contrarrestar la propaganda que contra ellos se ha instalado en Europa. Naturalmente que no siempre tienen razón. La cagan como todos. Y aún así, Israel es, para mí, el único país del mundo que puede evitar una nueva Shoah; uno de los pocos, tal vez el único, en el que el ejército es el pueblo y el pueblo le ha dado esa supremacía moral que lo hace admirable; la nación que habla cien idiomas, que mezcla la música klezmer con el lamento del shofar, que valora la vida de uno de los suyos en mil de la de los otros. Ya lo dije a mi vuelta del primer viaje de AGAI: Israel es, para mí, el país que ama la vida. Y aunque solo fuera por eso –que no–, y porque, además, debo de tener algo de judío, lo llevo en mi corazón.
*Texto incluído no libro colectivo editado pola Asociación Galega de Amizade con Israel - A.G.A.I. " Que representa Israel para min " (2011)


http://quintoaniversario.blogspot.com/

martes, 26 de abril de 2011

Texto do Manifesto: "Pola Paz contra o Boicot a Israel"


Os abaixo asinantes, cidadáns vascos, cataláns e galegos, que defendemos o dereito de autodeterminación dos nosos respectivos pobos, mediante este escrito, queremos amosar a nosa oposición á campaña que sob o nome BDS (Boicot, Desinversión e Sancións), promove accións de todo tipo contra produtos, actividades ou profesionais provintes de Israel en ámbitos económicos, académicos, culturais ou deportivos.

Consideramos que esta campaña, que pretende ser un instrumento de presión sobre o goberno israelí para que mude a súa política respecto dos territorios palestinos, non favorece en nada ao devandito fin, e pola contra cremos que por medio da mesma, estanse a cometer actos discriminatorios contra cidadáns israelís que reavivan o odio contra os xudeus en xeral.

Cremos que a creación dun Estado palestino viábel, (prevista na resolución das Nacións Unidas de 1947 dividindo a Palestina británica en dous estados un xudeu e outro árabe), pode ser a solución ao conflito se comporta o recoñecemento de Israel por parte dos estados árabes. Mais para iso consideramos que son o diálogo e a negociación os instrumentos que debemos promover entre as partes implicadas.

Parécennos lexítimas as críticas ás autoridades de Israel, pero non a invocación da súa destrución como “solución final” ao conflito, e menos cando se obvia que é un estado democrático, para dar curso á infame equiparación co réxime de Apartheid da antiga Sudáfrica. Israel, a pesar dos defectos que se lle poidan reprochar, foi unha referencia para os pobos que aspiran á súa soberanía, especialmente así foi no caso catalán. O feito de que Pau Casals, o catalán máis universal sexa á vez cidadán de honra de Israel así o proba. Ou tamén o recente libro sobre Jordi Pujol e os xudeus. Por iso criticamos a quen en nome da liberdade dos nosos respectivos pobos se solidaricen en exclusiva coa causa palestina e negan a Israel o dereito a unha existencia en paz como fogar nacional do pobo xudeu.

Así mesmo, parécenos unha irresponsabilidade que baixo o argumento da solidariedade se pretenda importar ás nosas sociedades un conflito externo e se interiorice a estigmatización dos cidadáns israelís e xudeus en xeral que conviven nas nosas sociedades. As accións de boicot á cultura e á economía israelí e a discriminación contra persoas desta orixe nacional, son condutas racistas e delitivas que estanse a tolerar impunemente nas nosas sociedades. Como cidadáns que aspiramos á soberanía das nosas respectivas nacións non podemos admitir o racismo antixudeu que subxace nestas campañas de boicot, e nin moito menos que contamine o futuro modelo de sociedade que desexamos para os nosos pobos onde deberemos poder vivir en liberdade todas as persoas sexa cal for a súa procedencia nacional.

Asinan este texto desde Euskal Herria, Catalunya e Galiza:


Jon Inarritu,
xurista
Xabier Kintana Membro da Real Academia de la Lengua vasca 

Jurgi Kintana, historiador

Mikel Itoiz,
enxeñeiro

Iñaki Akerreta
, periodista

Filipe Duluc, l
ingüista. Ex-presidente do PNV de Iparralde, actualmente en EA.

Iñaki Anasagast
i, senador

Toni Florido
, President de ACAI,

Mila Miró,
Secretaria de ACAI

Ignasi Carnicer
, ex-deputado de PSC

Jordi Argelaguet
, director do CEO

Jaume Renyer,
profesor URV.

Alfons López Tena,
deputado de Solidaritat

Jaume Nogueroles,
vogal de ACAI

Pilar Rahola,
periodista

Josep-Lluis Carod-Rovira,
politico e escritor

Xoán Bernárdez Vilar
, membro da Real Academia Galega

Carlos Penela.
escritor

Natalia Costas Alonso
avogada e membra da Executiva Comarcal do BNG en Vigo

Constantino Lago
sindicalista -CIG

Manuel Feáns.
Profesor. Ex concelleiro do BNG

Paco Lores Santacecilia
, sindicalista - CIG

Cesar Pazos,
técnico de marketing. Membro do Padroado da Fundación Enclave

Miguel Barros
, escritor, ex deputado PSG

Pedro Gómez-Valadés
, Presidente AGAI

.

Maribel Ferreiro, filóloga e librera

Xavier González Carreira, avogado e militante do BNG

Carlos Galansky Koper, veterinario e doutor en Ciencias del Mar

Manuel S.Pérez Millos, membro de AGAI

Carlos Teixeira Rivas, administrativo

Pablo Veiga, traballador social administración local

Juanjo Gabiña, enxeñeiro

Carlos Roldán Larreta, historiador e escritor

Xoán Xesús Rozas, membro da Executiva del Partido Galeguista

Maria del Carmen Cousillas, socia de AGAI

Judith Cohen, música e profesora en York University, Toronto (Canadá)

Pedro Moura, axente de seguros, Porto

Xosé Carlos Morell González

Xoán Salgado, profesor.

Manoel Bello Salvado, concelleiro e membro do Consello Nacional do BNG

Xosé Miguel Alonso Boó, xornalista, escritor e secretario de AGAI

Para máis información:

Blog: http://contraboicotaisrael.blogspot.com/

Facebook: https://www.facebook.com/galeuscatisrael