Israel, te llevo en mi corazón

Miguel Boó * La educación lo es todo. Hace unos meses un catedrático de Arte y una licenciada en Historia –ambos docentes- me dejaron perplejo. El primero sostenía en sus clases la existencia de Palestina como algo vagamente contemporáneo de los imperios asirio y persa. La segunda, una mujer profundamente católica, discurseaba en una tertulia de café –sospecho que en sus clases no privará a sus alumnos de su equivocado magisterio- convencida de que Jesucristo, la virgen María y los apóstoles eran palestinos y, por tanto, ancestros de los actuales herederos del egipcio Yasser Arafat. Naturalmente, no sirvió de nada decirle al primero que por favor me pusiera al corriente de cuales habían sido los emperadores, reyes o dirigentes de esa Palestina que él había descubierto y cuyo conocimiento se nos había vedado al resto de los mortales. Le interrogué, sin éxito, sobre cuáles fueron sus profetas, sus dioses –puesto que religiones monoteístas sólo existía la judía-, sus ciudades. Le pedí que...